Jhon Mario Gómez Solarte reconoce que su pueblo, Guaitarilla, es un lugar hermoso y pequeño al que nunca imaginó que llegaría una oportunidad educativa como la que
Por: Karen Sánchez / Mauricio Aranguren
Fotos: David Campuzano
actualmente brinda la Corporación Universitaria Minuto de Dios –Uniminuto– y la fundación SOLREÍR, Solidaridad, Amor y Servicio, del grupo Carlos Alberto Solarte Solarte.
Para él, un cambio muy importante, un proyecto que marca un antes y un después: “Antes, habíamos bachilleres que salíamos y no teníamos una visión, un camino trazado. Con la llegada de esta corporación, se nos ofrecen programas que nos dan y muestran una serie de caminos que nosotros podemos seguir o proyectarnos. Es algo que no esperábamos, pero que nos ha servido de mucho en estos dos años que lleva”.
Él siempre creyó que esta clase de edificaciones y oportunidades solo se presentaban en ciudades más grandes, como Pasto e Ipiales, y que tanto él como sus coterráneos se quedarían trabajando sin la posibilidad de cumplir sus sueños.
Hoy en día es estudiante del programa Técnico Profesional en Instalaciones Eléctricas para Edificaciones en la Uniminuto y su sueño es llegar a ser un profesional, alguien reconocido. Y no por tener dinero o por ganar plata siendo profesional, aclara, sino por la oportunidad de ayudar a las personas, “como lo ha hecho el señor Carlos Solarte, al darnos la oportunidad de trabajar, de ser profesionales, de llegar lejos. Así es mi sueño”.
También está seguro de que la universidad es un recurso educativo que aprovecharán las futuras generaciones, cargadas de sueños y de gente pujante; está convencido de que “esas personas van a sacar este pueblo adelante y va a ser reconocido como lo que es, un pueblo que es precursor de la libertad en América”.