Alejandra Cerón se graduó del colegio y no estaba segura de entrar a estudiar una nueva carrera. Después de escuchar los comentarios sobre cuál era el programa Por: Karen Sánchez / Mauricio Aranguren Fotos: David Campuzano qué significaba estar en la Corporación Universitaria Minuto de Dios, en su municipio (Guaitarilla), decidió ingresar al programa Técnico Profesional en Instalaciones Eléctricas para Edificaciones. “Estaba estudiando. Apenas me gradué, espere un semestre; de ese semestre, yo escuché los comentarios, cómo era, qué tal se sentía uno, cómo eran los estudios, cómo los realizaban y ahí decidí ingresar. Antes no lo había hecho porque estaba estudiando un catequismo y no me permitían ir los sábados”. Ahora, reconoce que se siente feliz, sin arrepentimientos, pues sin la existencia de esta institución educativa, cree que estaría únicamente trabajando, pensando en la cocina o en ganar mucho menos dinero.
En una lucha constante, pujante, con gente trabajadora y soñadora se ha convertido el día a día de Cristian Erazo , quien ha visto como, en casi dos años… Por: Karen Sánchez / Mauricio Aranguren Fotos: David Campuzano el municipio de Guaitarilla, ubicado en el departamento de Nariño, ha crecido a pasos agigantados gracias a un proyecto educativo de ensueño. Se trata de la incursión de la Corporación Universitaria Minuto de Dios –Uniminuto– a la región, gracias al apoyo de la fundación SOLREÍR, Solidaridad, Amor y Servicio, del grupo Carlos Alberto Solarte Solarte. Actualmente, Cristian es coordinador administrativo del Centro Tutorial de Guaitarilla que pronto se convertirá en un campus universitario moderno, innovador. Es uno de los maestros que ha visto crecer este proyecto. Al principio, cuenta, fue un poco difícil porque se tuvo que instaurar la marca de Uniminuto en la región: “tuvimos que hacer visita a municipios circunvecinos, a zonas aledañas al municipio de Guaitarilla, pero con el transcurso del tiempo, este proceso se ha llevado a un feliz término”. Al principio, eran tan solo 20 estudiantes en un programa. Actualmente, se cuenta con 160. Cristian afirma que es importante destacar dos aspectos: “El primero es la cuestión de calidad. Uniminuto presenta una oferta académica acorde a las necesidades de la región y garantiza una calidad superior, como otras instituciones”. El segundo, la posibilidad económica de acceder a los programas a un costo justo, según la capacidad de pago de los habitantes de Guaitarilla y, en algunas ocasiones, con ayuda e incentivo de la Alcaldía Municipal. Ahora, Cristian se encuentra a la expectativa de la construcción del campus Carlos Alberto Solarte Solarte. Dice que generará una gran respuesta en la región: “Me atrevería a decir que este va a ser uno de los proyectos que va a tener un impacto a nivel económico, social y cultural porque, a través de este campus, se va a acoger personas de distintas regiones, lo cual es muy beneficioso tanto para la institución, como para la región”. Habrá más oferta, incluso, de carrera profesionales.
Jhon Mario Gómez Solarte reconoce que su pueblo, Guaitarilla, es un lugar hermoso y pequeño al que nunca imaginó que llegaría una oportunidad educativa como la que Por: Karen Sánchez / Mauricio Aranguren Fotos: David Campuzano actualmente brinda la Corporación Universitaria Minuto de Dios –Uniminuto– y la fundación SOLREÍR, Solidaridad, Amor y Servicio, del grupo Carlos Alberto Solarte Solarte. Para él, un cambio muy importante, un proyecto que marca un antes y un después: “Antes, habíamos bachilleres que salíamos y no teníamos una visión, un camino trazado. Con la llegada de esta corporación, se nos ofrecen programas que nos dan y muestran una serie de caminos que nosotros podemos seguir o proyectarnos. Es algo que no esperábamos, pero que nos ha servido de mucho en estos dos años que lleva”. Él siempre creyó que esta clase de edificaciones y oportunidades solo se presentaban en ciudades más grandes, como Pasto e Ipiales, y que tanto él como sus coterráneos se quedarían trabajando sin la posibilidad de cumplir sus sueños. Hoy en día es estudiante del programa Técnico Profesional en Instalaciones Eléctricas para Edificaciones en la Uniminuto y su sueño es llegar a ser un profesional, alguien reconocido. Y no por tener dinero o por ganar plata siendo profesional, aclara, sino por la oportunidad de ayudar a las personas, “como lo ha hecho el señor Carlos Solarte, al darnos la oportunidad de trabajar, de ser profesionales, de llegar lejos. Así es mi sueño”. También está seguro de que la universidad es un recurso educativo que aprovecharán las futuras generaciones, cargadas de sueños y de gente pujante; está convencido de que “esas personas van a sacar este pueblo adelante y va a ser reconocido como lo que es, un pueblo que es precursor de la libertad en América”.
“Mi sueño es convertirme en un ingeniero civil. Yo soy un hombre agradecido con mi pueblo (Guaitarilla); amo mucho a este pueblo… Por: Karen Sánchez / Mauricio Aranguren Fotos: David Campuzano Con lo que yo quiero estudiar, que es la ingeniería civil, quisiera ayudar a la infraestructura para que hayan más sitios turísticos. Poder sacar proyectos, hacer más cosas para que este pueblo sea reconocido de una forma más agradable. Que no se le conozca solo por ser un pueblo de zona roja o algo así, sino que se le conozca por tener lugares turísticos”. Esta es la meta de Iván Andrés Cerón Solarte, uno de los estudiantes de la Corporación Universitaria Minuto de Dios –Uniminuto–, del municipio de Guaitarilla, que llegó hace más de año y medio a la región, gracias a la alianza entre la institución educativa y la fundación SOLREÍR, Solidaridad, Amor y Servicio, del grupo Carlos Alberto Solarte Solarte, con el propósito no solo de construir pronto el campus universitario más grande de la región, sino de brindarle la oportunidad de crecimiento y realización a la sociedad nariñense. Actualmente, Iván se está formando como Técnico Profesional en Instalaciones Eléctricas para Edificaciones en la Uniminuto, donde se matriculó con la esperanza de salir adelante, aunque, al principio, los recursos económicos con los que contaba no se lo permitían. Cuenta que analizaba los costos, que eran muy levados, pero al enterarse de que había un subsidio en la alcaldía, en convenio con la universidad, averiguó y, dice él, gracias a Dios pudo entrar a estudiar. Sueña, además, con ser independiente, con ser alguien mejor. Quiere superarse y tener la oportunidad de ayudarles a sus padres y llegar a ser un ejemplo de vida, según él, como Carlos Alberto Solarte Solarte: “Un hombre que nos ha dado ejemplo de cómo poder vivir y salir adelante. Él también nació en este pueblo, tal vez no teniendo muchas cosas, pero se supo superar y supo llevar su vida, y ahora vemos que es un gran ejecutivo, un gran ingeniero”. El Campus a Fondo Actores / Ubicación / Impacto del proyecto / Justificación / Propuesta económica / Propuesta educativa / Metodología Constructiva del Proyecto Otras Historias El sueño de Alejandra Cerón El Minuto de Dios en Guaitarilla El sueño de Jhon Mario Gómez La adopción: un amor incondicional -Subscribete al Newsletter- Al Subscribirte recibiras nuestras ultimas noticias
Por: Karen Sánchez / Mauricio Aranguren Fotos: David Campuzano para estudiar, pero su vida cambió cuando la Corporación Universitaria Minuto de Dios –Uniminuto–, llegó a su pueblo, el municipio de Guaitarilla, gracias a la alianza entre la institución educativa y la fundación SOLREÍR, Solidaridad, Amor y Servicio, del grupo Carlos Alberto Solarte Solarte. Ahora, es una de las estudiantes de Uniminuto que sueña con estudiar idiomas y convertirse en una mujer independiente. Eliana Marcela Cerón habla feliz y orgullosa de cómo esta oportunidad educativa puede cambiar su futuro y el de sus paisanos: “Nuestro pueblo se ha caracterizado por ser muy pequeño. Se puede decir que aquí han venido para cursos cortos, pero nunca había venido una universidad. Eso ha sido un cambio total, tanto como para nosotros, como para toda nuestra comunidad de Guaitarilla”. Ella cree que, con la construcción del nuevo campus universitario Carlos Alberto Solarte Solarte, su municipio se convertirá una ciudad universitaria; crecerá la economía, el turismo. Es un cambio que incentivará a otras personas de municipios cercanos para estudiar y crecer profesionalmente. “El campus, según estaba mirando la maqueta, es una construcción muy bonita. Es un espacio adecuado para aprender, para practicar, para seguir estudiando, para salir adelante, para no estancarse por nada”, dice con firmeza.
Para conocer mejor la historia de la Quinua en Guatarilla, nos acercamos a don José, un líder agricultor que le ha entregado vida, cuerpo y alma, a la siembra del alimento que lejos de su tierra llaman para su sorpresa y regocijo: el grano de oro. Sin embargo, para él y otras familias, el famoso grano de oro ha sido siempre la planta de color morado y grano fino, la planta que sembraban las abuelas, símbolo de tradición de sus ancestros y ahora por las noticias que llegan de los amantes de la comida saludable, el alimento del futuro. Futuro para quienes la consumen y futuro para quienes la cultivan. El proyecto QuinuaGuay los ha llenado de esperanzas. José Miguel Cerón Benavides es un señor bien puesto, seguro, aguerrido. Y no es para menos. Lleva muchos años de su vida dedicado a la agricultura, a sembrar quinua, maíz y trigo, y es uno de los líderes en el sector, en el municipio de Guaitarilla, Nariño. Antiguamente se dedicaba únicamente a sembrar trigo; vendía alrededor de unas 2.500 toneladas, pero este negocio fue cambiando a causa de la caída del precio. A raíz esta situación, José vio en la quinua una esperanza para cumplir su sueños, para sobrevivir, aunque, confiesa, es un negocio que también atraviesa por un presente complicado: “En este momento, no tenemos centro de acopio y una máquina para poderla pilar o procesar, y luego sacar el mercado para venderlo internacionalmente, para sacarlo del país, porque yo creo que en Europa o en Estados Unidos se vende mejor”. Cuenta que no pueden almacenar el producto y deben vendérselo al intermediario a un pecio muy bajo. Al principio, cuando empezaron a cultivar, el precio estaba en un promedio de cinco mil hasta siete mil pesos el kilo. En 2014, se alcanzó a vender a tres mil pesos. El año pasado fue una temporada de verano y, a falta de un sistema de riego, el grano no resistió y la producción fue poca. No obstante, José sigue con la idea de sacar este mercado adelante. Confía en que, en un futuro próximo, la situación mejorará, gracias a la labor de un grupo de agricultores que se está organizando y al apoyo de la Corporación Universitaria Minuto de Dios –Uniminuto– y la fundación SOLREÍR, Solidaridad, Amor y Servicio, del grupo Carlos Alberto Solarte Solarte. “La siembra de quinua es para conseguir recursos para nuestro diario vivir porque, como somos personas del campo y no nos hemos preparado, no nos queda sino seguir trabajando la tierra y cultivar lo que se nos presente como alternativa. Y, en este momento, la alternativa es sembrar quinua porque nos han ofrecido buenas oportunidades de compra”, dice. Para ello, los agricultores se organizaron en una asociación y José, como representante legal, invitó a sus 50 asociados, a una reunión convocada por la Corporación Universitaria Minuto de Dios –Uniminuto– y la fundación SOLREÍR, Solidaridad, Amor y Servicio, para participar en un proyecto que saque adelante un centro de acopio, vital para el negocio, y consiga una máquina para procesar. “Esto tiene un proceso y hay que darle tiempo, pero yo creo que va en buen camino y eso es lo que estamos esperando”, dice al agricultor. “Yo creo que esa dificultad la vamos a poder vencer y vamos a quedar todos satisfechos, y eso es lo que nosotros estamos en este momento esperando, que en nuestro municipio haya un centro de acopio y una máquina para poder trabajar porque, donde eso se diera en nuestro municipio, estaríamos muy bien plantados frente a esta situación. Yo creo que todos, la mayoría de la gente, nos dedicaríamos a la siembra de quinua”, añade. encuestas, preparando la tierra. José sembrará junto con Efraín Cerón, Felix Cerón, Nicolás Cerón, Alejandro Benavides, entre otros agricultores. En la segunda fase del proyecto, posiblemente en el mes de octubre de este mismo año, se incluyan las otras 30 familias restantes. “Porque el ideal es sembrar todos los asociados, somos 50 y todos vamos a sembrar y tenemos que colaborarles y ayudarles para que todo esto se dé”, afirma el líder. Todos sueñan con que se presenten nuevas oportunidades, el precio mejore, se dispare el comercio. “Porque si nosotros tenemos comercio y estuviéramos seguros de que vamos a poder venderla o exportar –dice José–, entonces eso sería nuestro sustento para el futuro, para las nuevas generaciones”.